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Estos festejos se remontan mucho tiempo atrás en la historia.
En la antigüedad, las costumbres de felicitar, dar regalos y hacer una fiesta tenían el propósito de proteger de los demonios a quien cumplía años, y de garantizar su seguridad durante el año entrante.
El cristianismo rechazó la celebración de cumpleaños por ser vista como una costumbre pagana. Se mantuvo así hasta el siglo IV d. C. cuando se empezó a difundir la fiesta de la Navidad como cumpleaños de Cristo, el 25 de diciembre en occidente y el 6 de enero en oriente. Esto hizo que, con el tiempo, también los cristianos festejaran sus propios cumpleaños. Actualmente, sólo los testigos de Jehová conservan la tradición cristiana antigua de no celebrar los cumpleaños.
La costumbre de las tortas con velas encendidas proviene de la antigua Grecia. Allí se realizaban ofrendas poniendo sobre los altares del templo de la diosa Artemisa tortas redondas, hechas con miel, que tenían velas encendidas. Los fieles soplaban las velas para que el humo ascendiera hasta la divinidad, momento en el cual se pedía un deseo. Otra de las tantas costumbres que llegaron a nuestra sociedad actual.